El objetivo que todos deberíamos tener es al final el que menos utilizo
Si hay algo que caracteriza nuestro inicio en el mundo de la fotografía son las dudas, cuando nos interesamos por esta forma de arte y nos adentramos en ella, pareciera que son demasiadas las cosas que tenemos que aprender, y todo muy complicado de poner en práctica.
Ante esta situación de no saber absolutamente nada, lo más común es ir a echar un vistazo en Internet en busca de opiniones, recomendaciones o algo que nos enseñe a usar nuestra cámara.
Al hacer esto nos encontraremos con que las opiniones igualan en número a nuestras dudas, sin embargo, hay una recomendación que parece ser una constante, y es que todos deberíamos tener un objetivo de 50 mm.
Este tipo de objetivos, indiferentemente de la marca, suelen tener una buena relación calidad precio. Por ejemplo, Canon tiene un 50 mm f1.8 con un precio de unos 120€, y que es capaz de ofrecer unos resultados realmente excepcionales.
Por esta cantidad de dinero y teniendo en cuenta la calidad de las fotos que podemos llegar a obtener, es fácil pensar que es buena idea adquirir uno, amparados también por el hecho de que casi todo el mundo en Internet, está de acuerdo en que deberíamos tener un 50 mm en nuestra cámara.
Ante esta opinión generalizada, creo que soy la oveja negra, el que piensa diferente, y el que te diría que no compres un 50 mm de buenas a primeras.
En lo personal tengo el 50 mm f1.4 de Canon, un objetivo maravilloso con una calidad y rendimiento excepcional, una vez más, tomando en cuenta su precio. Destacando que al ser más luminoso que el f1.8, cuesta unos 200€ más aproximadamente.
Lo compré hace ya un par de años, siguiendo esa recomendación estándar y generalizada de que todos debemos tener este objetivo, y aunque no me arrepiento de haberlo comprado, si lo hago del momento en el que lo compré. Me explico.
Son muy pocos, por no decir ninguno, cuya primera cámara es una full frame. Por lo general, empezamos con una con un sensor recortado.
En este tipo de cámaras, el factor de recorte del sensor influye muchísimo en la distancia focal que obtenemos de los objetivos. En el caso del 50 mm, al aplicarle el recorte del sensor de Canon, este pasaría a ser un 80 mm aproximadamente.
Esta distancia focal, hablando de los 80 mm, aunque puede ser utilizada para muchos tipos de fotografía, está bastante asociada a los retratos.
Cuando compré mi 50 mm estaba consciente de esto, pero vagamente sabía de las limitaciones que esto supondría en la práctica.
A los pocos meses de estar tomado fotografías de forma recurrente, me di cuenta de que me gustaba gustaba fotografiar espacios abiertos como paisajes o el entorno urbano.
Unos tipos de fotografías que se llevan mejor con los objetivos angulares (menos de 35 mm de distancia focal, alrededor de los 20 mm en cámaras APSC). De esta forma, cuando supe el tipo de fotografía que me gustaba hacer, me di cuenta que había gastado 350€ en un objetivo que no me servía del todo para o que quería hacer.
El objetivo que todos deberíamos tener no era para mi, y quizás tampoco lo sea para ti.
Cuando somos unos completos novatos, no sabemos bien que tipo de fotos nos gusta hacer, puede que lo tuyo al final sean los retratos, y que un 50 mm te venga como anillo al dedo, pero también te puede pasar como a mi, y resulta que eres más afín a otro tipo de distancias focales.
La moraleja de todo esto, y lo que quiero tratar de transmitir, es que cuando estemos empezando en algo, en este caso en la fotografía, no nos dejemos llevar por lo que dice la gente.
Más bien lo que debemos hacer es experimentar, probar varios tipos de fotografía con el objetivo que tengamos a mano, que seguramente será el del kit y que bien nos sirve para esto.
Una vez que sepamos, y estemos seguro de lo que nos gusta hacer, entonces en ese momento si, dar el paso hacia un objetivo más especializado y afín al tipo de fotos que nos gusta hacer.