Razer Man O’War, análisis
Seguimos buceando en el mundo de los periféricos gaming de Razer. Volvemos otra vez con el apartado de audio, y tras haber analizado un par de versiones de Kraken, hoy es el turno de los Razer Man O’War.
Estos Man O’War llegan como un periférico de gama alta, dispuestos a meternos de lleno en el juego gracias a su sistema 7.1 virtual y sin cables debido a su conectividad inalámbrica de 2.4GHz. ¿Queréis conocerlos un poco más? Vamos a ello.
Diseño
Ya hemos hablado unas cuantas veces de las dos vertientes de diseño que maneja Razer. Una linea más «agresiva», utilizando colores más llamativos y figuras que se acercan a lo tribal, como puede ser la familia Kraken; y otra, que a pesar de mantener elementos comunes, tiende a diseños más elegantes y discretos, como estos Man O’War.
Estamos ante unos auriculares circumaurales, que, a pesar de estar casi en su totalidad construidos en plástico, sentimos su calidad solo con el tacto. Además del plástico, con acabados brillante y mate, tendremos cuero sintético en las almohadillas de las orejeras y la diadema, y rejillas de metal en la parte exterior de las orejeras, rodeando al logo de Razer iluminado a través de la tecnología Chroma, marca de la casa.
En la parte inferior de las grandes orejeras (105 mm exterior – 55mm interior) del Man O’War nos encontramos los controles, teniendo en el lado izquierdo el testigo led de encendido y carga, el botón de encendido, el conector mini USB, y el control de volumen del micro, mientras que en el lateral derecho tendremos el control de volumen del audio y la ranura para guardar el adaptador WiFi. Si pulsamos estas ruedas de control de volumen (tanto el de audio como el de micro) nos valdrán para silenciar el sonido, todo perfectamente integrado y cómodo de utilizar.
El micro retráctil se oculta dentro de la orejera izquierda, desplegándose unos 11 centímetros. En su discreto diseño cilíndrico solo destaca el anillo led que se iluminará en su extremo cuando silenciamos el micro.
También podremos rotar estos auriculares 90° hacia atrás. Personalmente no me parece una postura cómoda, ya que el extremo plástico ejercerá presión directamente sobre nuestra cabeza, y los 375 gramos que pesa el Man O’War se harán notar. Aun así, es interesante para momentos puntuales en los que debemos dejar un oído libre o para dejar reposar los auriculares sobre nuestros hombros.
Quizás el punto de diseño que personalmente cambiaría es la sujeción de la almohadilla de la diadema, ya que está formada por dos pequeñas piezas plásticas que, además de soportar el peso del auricular deberá resistir la presión que sufre esta pieza cuando separamos los auriculares al ponérnoslos.
Rendimiento y especificaciones
Normalmente el término gaming y la tecnología inalámbrica no se llevan demasiado bien. Esta conectividad suele estar asociada a un pequeño, pero crucial en términos profesionales, tiempo de retardo, o lag. ¿Qué ha hecho Razer con sus Man O’War para solucionar esto?
La conectividad de estos Man O’War se realizará a través de una conexión wifi 2.4 GHz, que nos promete una total ausencia de retardo. Con un alcance de hasta 12 metros sin barreras hasta el transceptor. Con los auriculares vendrá incluida una pequeña base de conexión con un cable de 2 metros de longitud en la que podemos conectar el USB WiFi o el cable de carga, de ahí que en la web de Razer nos hablen de un alcance de 12+2 metros.
Además de 0 lag, que tendrá cualquier headset con cable, ¿qué más necesitan unos auriculares para ser calificados como gamer? Pues por ejemplo un sistema de sonido envolvente, para favorecer nuestra inmersión en las partidas.
Este 7.1 es un sistema virtual, ya que en cada orejera solo llevará un único diafragma de neodimio de 50 mm con una frecuencia de respuesta desde los 20 Hz hasta los 20 kHz, una impedancia de 32 ohmios y una sensibilidad de 112 dB. Cosa que me parece correcta y encajamos dentro de lo normal. Prefiero un único altavoz de tamaño generoso y calidad, que muchos pequeños altavoces que al final no te aportan una mejor experiencia.
Por lo tanto, a falta de instalar el software de Razer, estaremos ante unos auriculares estéreo. Es aquí donde aparece Razer Surround, software incluido dentro de Razer Synapse, con el que sacaremos todo el potencial a los Razer Man O’War.
Tras unos pequeños ajustes y calibraciones disfrutaremos de un 7.1, virtual, libre de ese exceso de ecos que caracterizan a algunas de estas «holofonías» generadas virtualmente. En lo que respecta a los niveles quizás nos quedamos un poco fríos con la potencia de los graves, pero nada chirriante, mejor quedarse corto que un abuso excesivo que resulte molesto.
Además, al tratarse de un headset gaming, también es habitual contar con un micrófono. En este caso un micro retráctil unidireccional con una frecuencia de respuesta de 100 Hz – 10 kHz y una sensibilidad de -38 dB, que, obviando los fríos números, consigue una captación alta y clara, sin tampoco llegar a ser nada espectacular.
Por último nos queda hablar de la autonomía, algo fundamental en un dispositivo inalámbrico. Desde Razer nos prometen una autonomía de hasta 14 horas, y la verdad es que no se queda muy lejos. Esto también dependerá del uso que le demos y de si utilizamos la iluminación Razer Chroma que adorna el logo de las orejeras, pero por la experiencia que hemos tenido no deberíamos tener problemas para alcanzar las 12 horas de autonomía con nuestros Man O’War. Además, si nos quedamos sin carga, podemos enchufarlos con cualquier cable micro USB y continuar utilizándolos, un gran punto a favor de no necesitar una base de carga específica.
Conclusiones
Estamos ante un headset con muchas luces, pero también con alguna sombra. Y vamos a empezar por esos puntos que nos han parecido un poco más flojos.
Lo primero es el diseño de la diadema, no visualmente, que me parece espectacular, sino por ergonomía. Los Man O’War no son unos cascos ligeros, rondan los 375 gramos, y el acolchado de la diadema me parece algo escaso para repartir ese peso. Además la sujeción con esas dos pequeñas piezas plásticas sufre bastante y es un punto de ruptura más que probable.
Lo segundo es el precio, actualmente ronda los 180 euros, una cantidad más que considerable para un headset. Está claro que unos cascos inalámbricos no van a ser baratos, y que las marcas se pagan, además de que Razer cuida ciertos detalles que hay que valorar, pero creo que un precio ente los 100 o 150 euros daría mucha más veracidad al producto. (Existe una versión con cable llamada Man O’War 7.1 que ronda los 125 euros)
Después de estos pequeños palos vamos a pasar a lo que sí nos ha gustado, y empezaremos por decir que el diseño, la estética, del producto es bestial. A mi personalmente me ha entrado por los ojos desde el primer momento, con un diseño atractivo y unos materiales de calidad notable.
El gran tamaño de las orejeras me parece todo un acierto. Cómodo al uso incluso en días de bastante calor y unos controles intuitívos y fácilmente accesibles en la parte baja.
La calidad del sonido 7.1 virtual es muy buena, y nos da un gran posicionamiento en el entorno de nuestras partidas, aunque estaría bien poder desactivar puntualmente este «entorno 3D».
¿Son los Man O’War los auriculares perfectos para mí? Si buscas un headset inalámbrico, pero que puedas utilizar mientras se carga, quieres escapar del lag, unas grandes orejeras con sonido envolvente, un diseño atractivo y estas dispuesto a hacer un esfuerzo económico, este es un gran candidato. Si alguna de estas características te sobra seguramente encontrarás alguna opción más económica.