Wiko Robby análisis, un apuesta más que arriesgada
¿Se acuerdan de esa época cuando lo que importaba era que los teléfonos fuesen lo más pequeño posible?. Hace ya mucho tiempo de eso, y la norma ha cambiado, ahora los móviles tienden a ser de 5 pulgadas o más, y esto es algo que aplica hasta a los teléfonos de gama baja como es el caso del Wiko Robby.
En el caso específico del Robby, nos vamos hasta las 5,5 pulgadas. Sin embargo, que un móvil se encuentre dentro de la tendencia actual no necesariamente quiere decir que sea un buen terminal, hay muchas más cosas que mirar y tener en cuenta para poder valorarlo en este sentido. ¿Será el Wiko Robby un buen móvil?.
Un diseño que resulta cada vez más familiar
El Robby es un gama baja con aires de terminal premium, su parte trasera está hecha casi totalmente en aluminio y esto es algo que le da cierto aspecto a terminal superior, y que además nos recuerda muchísimo al resto de terminales de Wiko que hemos analizado.
Siguiendo con la tapa trasera del terminal, hay que mencionar, aunque no lo parezca a simple vista, que es extraíble y que por lo tanto al removerla, tendremos acceso a la batería y a las ranuras para introducir la tarjeta micro SD y la SIM.
Al darle la vuelta el Robby, nunca mejor dicho, veremos la otra cara a la moneda. Las buenas sensaciones que nos transmite su parte trasera se ven mermadas con un frontal poco delicado y de grandes marcos.
Al rededor de todo el borde delantero tendremos un acabado en metal cromado que desentona un poco, la combinación entre tonos mates y brillantes no le ha sentado muy bien al Wiko Robby, y despojan al dispositivo de ese aire premium que tan buenas sensaciones nos estaba dejando.
Por otro lado, y como podíamos haber notado, el Robby es un terminal grande y pesado, en concreto 155 x 79,1 milímetros, grosor de 10 milímetros y con un peso de 185 gramos.
Unas medidas que para los que les gustan los teléfonos grandes, podría decirse que estarían dentro de lo esperado y normal para un móvil de esta gama. Sin embargo, esto es algo que a nuestro entender tiene margen de mejora, sobre todo de cara a hacerlo un terminal más atractivo a la vista. Por ejemplo, aunque el Robby tiene el doble altavoz frontal como excusa, es posible que algún esfuerzo extra para reducir los marcos superiores e inferiores le hubiese venido bien.
Finalmente, tenemos que comentar un punto que debería interesarnos a todo, la ergonomía. En este apartado poco se le puede criticar al Wiko Robby aparte de su peso, ya que el móvil, nos ha hecho recordar el buen agarre que ofrecen los teléfonos que no se apegan a la tendencia de móviles cada vez más delgados, en este sentido sostener el móvil es bastante más cómodo de lo que pueda parecer.
Una pantalla mejor de lo que parece
Si queremos un teléfono de gama baja hay que hacer ciertos sacrificios, y estar conscientes de que no vamos a tener lo mejor en ninguno de los apartados.
Esto no quiere decir que lo que vayamos a tener a tener delante de nosotros no nos valga, los avances han sido cuantiosos en la tecnología móvil, y ahora mismo, podemos tener muy buenos resultados y experiencia con terminales de gama baja, como por ejemplo con el Wiko Robby.
Sobre el papel, las especificaciones del panel que monta el Robby podrían llevarnos a una conclusión equivocada. Su pantalla IPS de 5,5 pulgadas con resolución HD (1280 x 720 píxeles) y dejando 267 puntos por pulgadas, brinda mejores resultados de lo que podríamos esperar.
Las imágenes tienen un buen nivel de detalle y nitidez, sin embargo, lo que nos ha gustado bastante es el nivel de saturación de los colores, un punto que recurrentemente le habíamos estado pidiendo a Wiko en nuestros anteriores análisis.
Asimismo el nivel de brillo es bastante bueno, eso sí, con la respectiva hincada de rodilla cuando estamos bajo la incidencia directa de la luz del sol debido a los reflejos del cristal de la pantalla. Aunque es de hacer notar, que maneja la situación mejor que algunos terminales de gamas más altas.
Cámaras, muchas funciones y mucho margen de mejora
La cámara es quizás el gran punto débil del Wiko Robby, el terminal sigue arrastrando algunas carencias de modelos y familias anteriores, lo que nos lleva a una experiencia de usuario que llega a lo decente pero de manera muy justa.
La cámara trasera monta un sensor de 8 megapíxeles, focal 2.0 y flash LED y con capacidad para grabar vídeos en Full HD. Estas especificaciones a nivel de resultados nos deja imágenes decentes cuando las condiciones de lumínicas son favorables.
Aun así el rango dinámico de la cámara pocas veces está a la altura de las circunstancias, por lo que cuando tengamos escenas con altos niveles de contraste perderemos un buen nivel de detalle en las zonas obscuras, mientras que las zonas más iluminadas saldrán sobreexpuestas casi de forma consistente.
Por su parte en escenas nocturnas la cámara sufre bastante, es verdad que tiene un modo para este tipo de condiciones, pero este no es lo suficientemente bueno como para hacer que la foto salga bien, más bien en ocasiones sucede todo lo contrario, consigue aclarar la escena pero el ruido que le mete a las fotos es desmedido.
El Wiko Robby como cabría esperar tiene cámara delantera, en concreto cuenta con un sensor de 5 mepagíxeles, focal 2.4, además incluye modo Beauty, ¿sus resultados?, muy en línea con lo que hemos comentado de la cámara principal.
Por otro lado, la buena noticia es que la aplicación de la cámara viene a salvar un poco la partida, es bastante completa y ofrece modo de captura automático y manual, en este último podremos jugar con la configuración de parámetros como la exposición, ISO, enfoque, balance de blancos o saturación.
Rendimiento, Wiko se la ha jugado un poco con el Robby
En cuanto a hardware el Robby no tiene mucho, o casi nada, donde buscar para dar aires de teléfono low cost pero con especificaciones sobresalientes.
Su procesador es un Mediatek MT6580 acompañado de una GPU Mali 400 MP y 16 GB de almacenamiento interno (ampliable con micro SD), con mención aparte para la memoria RAM la cual, es de sólo 1 GB, y es algo que aparte de ser arriesgado a finales de 2016, nos invita a pensar acerca de la optimización del software con el hardware, y de los planes a futuro que Wiko tiene con este terminal.
Estos planes parecen no ser muy claros, y más tomando en cuenta el rendimiento que ofrece el Wiko Robby. Su escasa memoria RAM es muy fácil llevarla al límite, y esto es algo que sucede bastante seguido y que genera a su vez varias consecuencias como relentizaciones, cierre de aplicaciones o que los juegos tarden bastante más de lo normal en cargar.
Por su parte el sonido del terminal, es bastante justo, aunque tendremos a disposición una serie de opciones orientadas a mejorar el audio, la verdad es que no cumplen con el objetivo.
El sonido de los altavoces no tiene suficiente nitidez, y en algunos casos es demasiado estridente como para dejarlo por mucho tiempo a todo volumen.
Esto no cambia al conectarle auriculares donde la sensación de sonido metálico y falto, casi completamente, de graves se hace mucho más evidente.
No todo es negativo en el apartado del rendimiento. La autonomía del terminal nos ha parecido bastante buena pese a no contar con una batería de grandes dimensiones, en detalle 2.500 mAh.
En lo que a duración de la batería se refiere, hemos podido alcanzar unas 10 a 12 horas de uso diario, no nos alcanzará para llegar a la cama, pero al menos no tendremos que salir buscando un enchufe a media tarde.
La buena autonomía se debe también a que cuenta con el Modo Doze de Android 6.0, así como también como un modo eco propio de Wiko, datos que aprovechamos para dar el salto y hablar del software.
Android 6.0 con apariencia a Wiko UI
El Wiko Robby viene con Android 6.0 de fábrica, algo que nos tranquiliza un poco sabiendo la estrategia de muchos fabricantes con sus móviles de gama baja.
Tendremos a nuestra disposición todas las ventajas del sistema operativo móvil de Google, el cual estará potenciado por una gran cantidad de opciones de valor añadido que nos ofrece la capa de personalización de Wiko, y dentro de la cual podremos encontrar gestos inteligentes, doble pulsación para activar la pantalla, limpieza y mantenimiento, entre varias otras.
Ahora, hablando de la experiencia de usuario, el software funciona bien siempre y cuando tengamos suficiente memoria libre, si no, como comentamos en el apartado del rendimiento, nuestra experiencia tenderá a decaer.
A los gestos inteligentes si le hemos encontrado gran utilidad, sobro todo al poder contar con acciones que por alguna razón ya no incorpora Android stock, en este sentido, si decides hacerte con este móvil nuestra recomendación es que le dediques algunos minutos a jugar con estas opciones, porque seguramente encontrarás algo que te sea de mucha utilidad.
¿Es el Wiko Robby un buen móvil?
El Wiko Robby es un móvil de gama baja, y en este segmento no podemos ponernos muy exquisitos con los terminales de este tipo. Por 120 euros, podemos pedir pocas cosas aparte de lo que nos ofrece el Robby, aunque bien es cierto que posiblemente encontremos mejores terminales en el mismo rango de precio, sobre todo si miramos hacia China.
Quizás el fallo más grande que tiene este móvil, aparte de la cámara, es la escasa memoria RAM que tiene, si hubiese sido un poco mayor, es posible que hubiese tenido un espectro mayor de posibles usuarios.
Esto hace que se perciba como un teléfono pensando para un uso básico y poco demandante, es para lo que está hecha la gama baja y los teléfonos low-cost. En este sentido, no es un teléfono para un usuario de perfil medio o avanzado, pareciera estar más bien enfocado para alguien que compra su primer móvil o para esas personas que sólo lo necesitan para mensajería o correo electrónico. Poco más se puede sacar del Robby.