Razer Tartarus V2, análisis
Hoy os traemos uno de esos periféricos menos habituales en nuestros escritorios. El Razer Tartarus V2. El tercer escalón de la familia Tartarus, que esta vez incorpora los switches Mechamembrana que ya veíamos en teclados como el Ornata Chroma, y una nueva rueda de acabado gomoso.
Este tipo de «teclados» suelen estar muy relacionados con el mundo gamer, pero cada vez más los encontramos en los set-up de diseñadores gráficos o técnicos que utilicen macros para agilizar su trabajo en el pc. ¿Es este el dispositivo que estabas buscando? Vamos a verlo con un pequeño análisis.
Diseño
La presentación, como suele ocurrir con Razer, es perfecta. Un buen embalaje, con todas sus especificaciones y perfectamente protegido. Pero, sin embargo, el Tartarus V2 a simple vista no es de esos periféricos que te entran por los ojos. Parece como si pegasemos varias piezas de diferentes periféricos más que un producto uniforme. Esto, sin embargo favorece en su ergonomía, que es prácticamente perfecta. El reposo de la mano es total, y nos da acceso a 21 botones, una rueda y 1 cruceta sin dificultades.
En la parte superior nos encontramos 19 teclas totalmente programables, que por defecto equivaldrían a la parte izquierda de un teclado convencional, además de la rueda, también configurable. En el lateral tenemos una especie de minijoystick, que realmente es una cruceta de 8 direcciones, de sensibilidad muy alta y recorrido muy corto (algo a lo que me costó un poco acostumbrarme durante el periodo de prueba), un pequeño botón negro redondo (que por defecto viene configurado como ALT) y la vigésima tecla con switch de mechamembrana, de tamaño generoso y, como las 19 teclas superiores, iluminada por el sistema Chroma (Por defecto está configurada como espacio).
Si nos fijamos en el lateral también encontramos 3 pequeñas luces que identifican en que perfil de configuración nos encontramos, y que podremos configurar con el software de Synapse. En la parte trasera nos encontramos con el reposamuñecas, con una parte de plástico rígido y otra con una almohadilla marca de la casa que nos da un apoyo perfecto y que nos permite elegir 2 posiciones dependiendo del tamaño de nuestra mano.
Rendimiento y Software. No es fácil adaptarse al Tartarus V2
Si realmente quieres sacarle rendimiento a un dispositivo de este tipo, deberás pasar por un largo periodo de adaptación. Desde luego, la peor forma de utilizarlo sería como un teclado convencional, ya que apenas sacaríamos ventaja. Deberás configurarlo y adaptarlo a tu estilo de juego, o de trabajo, hasta hacerte con el, es entonces cuando pasará a ser imprescindible.
Ya os habíamos contado nuestras impresiones de los interruptores mechamembrana en el análisis del Ornata Chroma, y seguimos pensando lo mismo, nos encantan. Además de esto, cuenta con más teclas que su antecesor, por lo que multiplica el número de funciones a mayores que nos ofrece. Como decíamos antes lo que más nos cuesta controlar es la cruceta. Demasiada sensibilidad y muy poco recorrido, es fácil activarla sin querer.
Para configurar este Tartarus V2 recurriremos, como siempre con Razer, a Synapse. Esta vez en su versión 3.0, como todos los periféricos de la última hornada de la marca. Desde aquí podremos configurar los diferentes perfiles, asignando a cada tecla la función que queramos, ya que contamos con varias acciones predefinidas y macros.
Si pasamos a la pestaña de iluminación podremos personalizar nuestro dispositivo de 2 maneras, configuración rápida o avanzada. El modo rápido elegiremos entre 8 de las formas de iluminación clásica de Razer, mientras que en el modo avanzado entraremos a manejar el Chroma Studio, pudiendo configurar la iluminación a nuestro antojo o haciendo que esta reaccione a otras aplicaciones o juegos.
Conclusiones, ¿es el Tartarus V2 un periférico para todo el mundo?
Seguramente no lo sea. El Tartarus es un dispositivo orientado a todos aquellos a los que les gusta personalizar sus periféricos al máximo. Esos que hacen macros para los videojuegos y los programas con el objetivo de ahorrarse ese segundo a la hora de buscar ese hechizo o esa herramienta a la barra de acciones. Requiere una curva de aprendizaje larga, y una configuración intensiva, pero si estas dispuesto a eso tendrás un periférico ergonómico, ágil y con una respuesta perfecta con el que trabajar.
¿Qué os parece este Razer Tartarus V2? ¿Es el dispositivo que os falta en vuestros escritorios?