Tecnología y sus nuevos precio locos, ¿se nos está escapando de las manos?
Durante mucho tiempo he sido defensor de que la idea de que la tecnología era mucho más barata que antes –pese a la menor duración de los productos–, bueno no solo la tecnología, sino casi cualquier aparato eléctrico. Durante mucho tiempo una televisión, una lavadora o un ordenador fueron objetos para los que una persona necesitaba dos o más sueldos medios mensuales para poder acceder a comprar uno. Hace no tantos años 250.000 pesetas por un aparto electrónico no era tanto, y eran algo más de dos sueldos de 100.000 pesetas, se compraban menos productos, pero eran más caros y se tenía menos novedades en casa.
En los últimos años hemos visto una adaptación más aceptable a los tiempos actuales, contando los 1.000 euros como el sueldo «estándar», sé que mucho dirán que no cobran eso, pero suponiendo ese como base, no es raro encontrar ordenadores, televisiones o lavadoras, por mucho menos que esos 1.000 euros, es más, seguramente por 500 euros encontramos todas esas cosas, y bastante decentes. En ese punto sí que había cosas que para «lo que aportan» seguían siendo caras, portátiles de gama alta, cámaras de fotos y en especial accesorios muy concretos de muchos de esos productos.
Durante años la cosa parecía que se relajaba un poco, incluso en marcas tradicionalmente caras vimos dispositivos relativamente «baratos», portátiles de Apple por menos de 1.000 euros –no hablo de la calidad de los mismos–, cámaras réflex por debajo de los 300 euros, pantallas de televisión de tamaños gigantes por algo más de 1.000 euros, parecía que la tecnología top se empezaba a acercar a nuestras manos, pero en estos últimos meses parece que el giro que han dado algunas compañías se aleja bastante de esas cosas.
En estas últimas semanas sin ir más lejos hemos visto casi de todo, desde los lanzamientos de los nuevos iPhone 7 y iPhone 7 Plus, parece que un teléfono de 1.000 euros es algo «normal», a los dispositivos de Cupertino, se les han unido los de la gran G, y es que los Google Pixel llegan a esos valores de compra sin mucha dificultad. Hace unos días Nikon presentaba un nuevo objetivo, el sustituto de su Nikkor 70-200 f/2.8 a un precio astronómico, y es que el nuevo Nikon AF-S NIKKOR 70-200mm f/2.8E FL ED VR cuesta cerca de 3.000 euros, una auténtica locura para muchos profesionales, y algo imposible para los aficionados.
Esta semana hemos escrito bastantes artículos de los últimos lanzamientos de dos referentes en estos de la tecnología, Apple y Microsoft han mejorado sus líneas MacBook Pro y Surface, esa que va destinada al público profesional, y la verdad es que hemos visto unos precios que sin ser escandalosos en los modelos más económicos, sí que son más altos de los habituales –incluso más en los euros debido a la subida del dólar estadounidense frente al euro–, con portátiles de la gama MacBook Pro que llegan a los 5.000 euros, y el Surface Studio, el all-in-one de Microsoft que tiene un precio de salida de 3.000 euros.
Está claro que hablamos de sector profesional, y que hablamos de productos que nunca han sido baratos, pero así como no hace tanto tiempo un usuario avanzado o un profesional independiente que tuviera trabajo con cierta facilidad podía plantearse la idea de comprar un MacBook Pro o un Microsoft Surface, en estos momentos esos precios hacen pensar que son dispositivos orientados a dos sectores, los profesionales más exitosos o los usuarios con más dinero, sin dependencia de sus necesidades, que las marcas quedan muy bien en las mesas –el famoso «postureo», dicho vulgarmente–.