Nikon D7500, una versión pequeña de la Nikon D500
Hace ya algún tiempo que Nikon presentó sus Nikon D5 y Nikon D500, dos cámara orientadas al sector profesional que venían a cubrir el hueco de la gama más alta, los fotoperiodistas, y el segmento profesional con recorte, un segmento que Nikon dejó abandonado hace mucho tiempo, y que en esos momentos pertenecía a Canon, un paso muy inteligente acompañado de otra apuesta, el vídeo en 4K. Parecían dos cámaras, una la versión inferior de la anterior, y ahora Nikon nos presente su nueva Nikon D7500, ¿una versión reducida de la D500?
Sobre el papel el segmento de la D7XXX siempre fue el más parecido a las cámaras que exigían los fotógrafos avanzados que querían buena ráfaga, un segmento interesante, por diseño, con cuerpo más grande, sellado, con doble dial, con botón Fn, más cómoda, sin duda una de las gamas más interesante de las DSLR que se colocan fuera de los 1500 euros en los que empieza la gama más alta, una gama media cada vez más extensa.
Esta nueva Nikon D7500, como ya hemos comentado es una versión reducida de la Nikon D500, con la que comparte muchas características, primero contamos con un sensor en formato DX, de 20,9 megapíxeles que nos ofrece un rango ISO desde 100 hasta 51.200 de manera nativa, y extendido hasta 1.640.000 –igual que su hermana mayor–, unos datos de ISO muy interesantes, pero que veremos cómo van funcionando en el día a día, si se parece a lo visto en la D500, la realidad es que esta cámara se hace realmente interesante.
Otro de los puntos diferenciales de la D500 era su disparo en ráfaga, espectacular en número de disparo por segundo y de disparos totales dentro del mismo segmento de disparo, aquí perdemos algo de búffer y velocidad y nos quedamos en unos aprovechables 8 fotogramas por segundo, sin duda un valor que para aquellos aficionados a los deportes y a la fotografía de acción verán como suficientes en una cámara del segmento medio de las DSLR. Una ráfaga de hasta 100 imágenes en JPG y 50 en RAW –dónde quedan los 14 de mi D750…–.
Donde hemos visto un recorte más claro de prestaciones, cómo es normal, es en el sistema de enfoque, pasamos a tener 51 puntos de enfoque, con 15 puntos seleccionables en cruz. Como siempre en las cámaras DX, la virtud de este sistema frente a las FX, que cubre mucho más campo. Si Nikon ha sabido hacerlo bien, con esos 15 puntos en cruz, será más que suficiente.
El diseño en Nikon va cambiando poco a poco, hace algún tiempo que vemos este mismo cuerpo, o similar, ya que se parece mucho al de la Nikon D750, empuñadura alta, profunda, y con varios botones, como siempre el problema viene en los botones que están a la izquierda de la pantalla táctil de 3,2 pulgadas, los cuales son difíciles de usar cuando estamos disparando, la parte buena es que mantenemos el botón específico de ISO en otra situación, un cambio que vimos en la última generación y que los usuarios de Nikon con cámaras anteriores a 2016 sabrán de lo que hablo. Como siempre en esta gama, no podía faltar un cuerpo sellado.
Para acabar citar dos cosas, la conexión Wi-Fi y el Bluetooth parecen obligatorios en estas gamas y aquí los tenemos. Lo último, y no menos importante, la posibilidad de grabar vídeo en 4K a 30/25/24 fps. Sin duda un pequeño paso que atraerá a muchos usuarios de DLSR Nikon a esta cámara, y que hará que algunos que buscan una DSLR completa, con buen enfoque, un sensor aceptable y, en especial, vídeo en 4K se planteen Nikon antes que la apuesta habitual en esto del vídeo, Canon.
La cámara no está aún disponible en la página de Nikon España, así que no queremos confirmar fechas de lanzamiento, lo que sí que parece claro es que tendrá un precio que rondará los 1.200 euros solo el cuerpo –si es que Nikon España la comercializa– y que vendrá en un pack con el Nikon 18-140 VR por un precio algo alto, cercano a los 1.800 euros.