Dark Souls 3: The Ringued City, ¿el final que la saga se merece?
Al terminar un juego que en realidad nos ha marcado es muy común sentir esa sensación de “¿y ahora qué?”, un sentimiento que se agudiza mucho más cuando sabes que el título que recién acabas de terminar, es el último de una saga, la última dosis de algo que no sabes si volverás a tener.
A ningún Dark Souls (incluido Bloodborne) lo veremos en los primeros lugares de ventas mundiales como sucede con otros títulos, sin embargo y sin importar esto, la saga ha sido capaz de marcar una época y dejar su marca en todo aquel que lo haya jugado y terminado.
Esto lo ha logrado con base en el reto que supone el juego, y segundo en cómo ha sido creado y cuenta su historia. Si, el juego es difícil, y si eres un jugador casual abandonarás a las primeras de cambio, y esto es lo que a mi parecer hace grande a este juego.
Esta enfoque es el que hace que Dark Souls al final sea gratificante, no vas a ganar ningún tipo de premio al terminarlo, pero la sensación que nos provoca matar a ese boss que nos ha hecho la visa imposible por horas, es más que suficiente.
Es una lástima que esta joya se nos termine, The Ringued City el último DLC de Dark Souls 3, ya tiene algunas semanas entre nosotros haciéndonos sufrir por una última vez, despejando dudas, trayéndonos recuerdos y «enseñándonos» el final.
Un final que se plantea un poco agridulce, pero empecemos por lo positivo. Más de una crítica le salió a Dark Souls 3 por haberse puesto un poco “blando” posiblemente en la búsqueda de nuevos jugadores, un decrecimiento en la dificultad que ya no era tan retador para los veteranos de la saga.
Enemigos con patrones de ataques más previsibles o la mayor cantidad de hogueras en el camino, son algunas de las facilidades que se le han concedido a los jugadores en Dark Souls 3, pero en The Ringues City, y que sirva como advertencia, el juego ha vuelto a lo que era.
A nivel de dificultad nada tiene que ver este último DLC con el recorrido principal del juego, y esto es algo que ya nos advertía Sister Friede, uno de los jefes finales más difíciles de Dark Souls 3, si no de la saga entera.
De este modo en The Ringued City, encontraremos zonas con una dificultad bastante elevada, y bosses aún más difíciles que llevarán al límite no sólo nuestra habilidad, si no también nuestro aguante y paciencia.
Las hogueras serán escasas -nos sentiremos aliviados cada vez que encontremos una nueva-, los enemigos implacables y los jefes finales pondrán a prueba una y otra vez nuestros reflejos y nuestro aguante, con combates largos y mecánicas de ataque rápidas y devastadoras. Eso de que nos maten con un one shot, lo veremos bastante seguido.
Sin embargo dentro de toda esta dificultad, también hay mucha honestidad. Dark Souls 3 es un juego difícil, y lo es un poco más su DLC The Ringued City, pero que quede claro que no es una dificultad ridícula y sin sentido, es decir, no es ese tipo de juego donde se han puesto al azar un montón enemigos dotados con un poder excesivo a ver que sale.
Por más que lo parezca es todo lo contrario, el nivel de dificultad que plantea el juego está hecho para penalizar el error humano y premiar la perfección. De hecho si miramos cualquier combate contra cualquier jefe final como espectador, quizás se nos parezca mucho a algún tipo de baile, donde el que falle en un paso pierde.
Toda esta esencia es lo que nos trae de vuelta The Ringued City, y es lo que casi lo hace un excelente final para la saga Souls. ¿Por qué no es excelente del todo?
Aquí es donde podría haber un poco de debate, yo al menos en lo personal me esperaba que hubiese algún tipo de video o cinemática, al menos de un minuto, donde se nos narrase el final de la historia.
Sin embargo, el señor Miyazaki ha sido fiel a su estilo y ha dejado todo a la imaginación y a la interpretación que cada quien le de a la historia, vamos, como siempre lo vino haciendo desde el inicio.
Pero siendo el fin de un juego tan representativo y que ha marcado una época, bien hubiese valido que se atreviera un poco y nos hubiese regalado una cinemática final donde nos ilustrase un poco el final de la historia, creo que esto se podría haber hecho sin abandonar la filosofía de dejar a la libre interpretación del jugador cómo termina todo.
De esta forma, creo, que Dark Souls hubiese pasado de tener un final plano y abrupto, a tener un desenlace mucho más refinado y acorde a lo que podríamos haber esperado.
Una pequeña mancha, que ni mucho menos va a cambiar la reputación y lo que ha creado Dark Souls, pero que de no existir nos hubiese dado un mejor final para la juego.
Es el final de un juego, pero no de una esencia, un concepto, que a diferencia de la flama que tuvimos que avivar durante la trilogía, tiene la suficiente fuerza para ser reinterpretada por mucho tiempo más.