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He probado el iPhone 17 Pro y su diseño me hace dudar si es un ‘Pro’ de verdad

iPhone 17 Pro Naranja

Después de pasar varias semanas con el iPhone 17 Pro, hay un aspecto que, sinceramente, no me termina de encajar: su diseño. Y no es que sea feo per se, pero sí que siento que Apple ha tomado una dirección que, para mí, rompe con lo que esperaría de un dispositivo ‘Pro’ de la marca.

¿Dónde quedó esa coherencia estética que tanto admirábamos? La verdad, al cogerlo por primera vez, la sensación es de un paso atrás, no de la evolución que se le exige a un teléfono de esta categoría y precio.

Lo primero que te golpea, y esto lo tengo clarísimo, es el módulo de cámaras trasero. Se acabó el cuadrado o el triángulo discreto de antes. Ahora tenemos una barra horizontal que ocupa, literalmente, todo el ancho de la trasera.

Es una decisión audaz, sí, pero para mí, es una ruptura demasiado brusca con la estética tradicional de Apple. De repente, el iPhone 17 Pro se parece más a ciertos teléfonos Android de gama media-alta, y no precisamente a sus rivales directos en el segmento premium.

¿Te suena la barra de cámaras del Google Pixel? Pues aquí tienes una reinterpretación a la Apple, pero con un toque que, sinceramente, no le sienta tan bien. Es como si hubieran querido ser diferentes, pero sin encontrar su propia voz en el proceso.

Pero donde más se siente este cambio de dirección es en los materiales. Después de varias generaciones apostando por el titanio, el iPhone 17 Pro vuelve al aluminio unibody.

Y aquí es donde te pregunto: ¿es esto lo que esperas de un ‘Pro’ de más de mil euros? Para mí, la percepción de calidad al tacto es notablemente inferior. El titanio ofrecía una sensación de solidez y premium que, con el aluminio, simplemente se diluye.

Seamos sinceros, el aluminio no es un mal material, pero es un claro descenso en la escala de acabados para un tope de gama. Es cómodo en mano, eso sí, más que otros años, pero la sensación de ‘menos’ es innegable. Y por cierto, pesa más.

Otro detalle que contribuye a esta sensación de diseño ‘raro’ es la placa trasera de cristal dedicada a MagSafe y la carga inalámbrica. No es que la funcionalidad sea mala, al contrario, funciona como un tiro.

El problema es cómo se integra visualmente. En un cuerpo de aluminio, esta placa de cristal crea un acabado bitono que, para mi gusto, es bastante extraño. No termina de casar, y genera una disonancia estética que me saca un poco de quicio.

Es como si hubieran pegado dos piezas de dos puzles diferentes esperando que encajaran por arte de magia. Y no, no encajan.

Se nota la diferencia de textura y brillo, y eso, en un iPhone, es algo que choca.

Volviendo a esa barra de cámaras, la disposición de las lentes en una forma triangular dentro de ese rectángulo alargado intenta darle un toque de coherencia, pero no lo consigue del todo. No hay una armonía visual clara, y parece más una solución de compromiso que una decisión de diseño.

Y ojo con la durabilidad. Los bordes de este nuevo módulo de cámara, al ser tan prominentes y ocupar todo el ancho, son un imán para los arañazos. En las semanas que lo he usado, ya he notado algunas marcas que, en otros modelos, tardaban mucho más en aparecer.

Es la realidad: un diseño tan expuesto es más vulnerable. Y si le sumamos que el cristal que lo protege parece menos resistente de lo esperado, tenemos un combo que no invita a la tranquilidad.

Y para rematar, el logo de Apple. Ahora reside en esa placa de cristal trasera, que es más pequeña y está pensada para MagSafe. Es un cambio sutil, sí, pero tiene su impacto en el equilibrio estético general del dispositivo.

El logo siempre ha sido un elemento central, un ancla visual en la trasera de los iPhone. Al moverlo y ‘empequeñecerlo’ dentro de una zona funcional, pierde parte de su impacto. No es que sea un desastre, pero se siente como un detalle más en un diseño que ya cojea.

En resumen, el diseño del iPhone 17 Pro me deja con una sensación agridulce, tirando a lo negativo. Apple ha apostado por la diferencia, por un cambio radical, pero en mi opinión, ha sacrificado la elegancia y la sensación premium que siempre han caracterizado a sus modelos ‘Pro’.


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La comodidad en mano es innegable, sí, pero a cambio de un acabado bitono extraño, un módulo de cámaras que rompe con la tradición y materiales que no están a la altura de lo que uno espera en este rango. ¿Es un diseño malo? No, pero no es un diseño de iPhone ‘Pro’ como los conocíamos. Y eso, para muchos, será un problema.

Si buscas esa esencia de diseño Apple, esa que te hace sentir que tienes algo especial y bien acabado en la mano, este iPhone 17 Pro podría decepcionarte. Yo, desde luego, echo de menos el titanio y la sobriedad de generaciones anteriores.