La relación entre Kratos y Atreus en God of War es una invitación para que se hagan más juegos de un solo jugador
Este nuevo God of War es un juego que me estoy tomando con calma, quiero disfrutarlo, apreciar cada detalle, que me de más horas de las que había pensado que me podía llegar a dar.
Quedan pocas cosas por decir de lo que es posiblemente uno de los mejores juegos que se han sacado para la PlayStation 4. Tiene sus fallos, como todo, en lo personal los jefes finales de la historia principal del juego me han parecido un poco repetitivos.
Creo que en este God of War se ha abusado un poco de los troles la verdad, se le ha intentado disfrazar con con algunos ataques y resistencias diferentes, pero al final, están cortados con la misma tijera.
Sin embargo, esto y algún otro fallo más quedan en el olvido y son sumamente fáciles de perdonar cuando God of War te atrapa, y te envuelve, con su trama.
Resulta francamente interesante ver como el Kratos que nos tenía acostumbrados a dejar caos por allá por donde pasara, con ese carácter despiadado alimentado por la venganza, ahora lucha contra esos nuevos sentimientos que le provoca Atreus, su hijo.
Kratos ha cambiado mucho, tanto como ha cambiado el juego en sí. Es verdad que todavía conserva muchas de las mecánicas de las entregas anteriores, pero estas, han madurado al igual que el protagonista del juego.
Esto hace que God of War sea un juego sobrio, y si cabe el termino aun estando en un entorno vikingo, hasta elegante. El ritmo del juego está muy bien balanceado, lo que hace que no nos aburramos de tanto combate, ni tampoco de un posible exceso de dialogo o cinemáticas.
De esta forma la historia de God of War se va contando en los momentos oportunos, y en la dosis adecuadas, como para que sigas jugando y jugando con el único objetivo de saber qué pasa, quién es ese nuevo personaje, que esconde Atreus, o simplemente, ver como Kratos evoluciona como padre.
Tenía bastante tiempo sin jugar a un videojuego cuya historia me enganchase tanto como lo está haciendo este God of War, el último que también tuvo este efecto en mi fue The Last of Us, un juego que casualmente nos pone en la piel de un hombre que de alguna forma también tiene que ser padre a la «fuerza.»
Es una fórmula que me parece interesante y me llama la atención, ¿a ti no?, pero tratándolo de ver desde un punto de vista más objetivo y menos personal, pareciera ser una estrategia que le viene muy bien a las tramas donde la evolución de la personalidad y los sentimientos del personajes tienen mucha relevancia.
En otros juegos vemos como también hay una relación cercana entre dos o más personajes, pero muchas veces, o casi siempre, esta relación no se hace tan íntima y personal como en God of War o The Last of Us.
Aparte del guion narrativo, evidentemente la soledad del entorno en donde se desarrolla la historia, ayuda a que la atmósfera sea ideal para que se den esas conversaciones personales y sinceras entre padre e hijo, y donde también hay más libertad para expresar los sentimientos sin que existan interrupciones.
Estas dos cosas en conjunto aderezadas con el resto de los apartados que conforman el juego, son los elementos que tiene en común God of War y The Last of US, y que a su vez son los culpables de que estos juegos te hagan adicto a su historia.
Con la gran relevancia que están tomando los eSports, y lo enviciante que es jugar al multijugador de cualquier juego, tenía cierto temor de que los videojuegos de un solo jugador fuesen desapareciendo y quedando en el olvido poco a poco.
Al final los videojuegos son un negocio más, y los que están detrás de este negocio siempre van a buscar generar la mayor ganancia posible, de esta forma si todos estamos viendo hacia el segmento de las partidas competitivas, ¿para qué hacer un juego de un solo jugador?
Pero me alegro de que esto no sea así, y todavía existan y estén planificados más juegos de un solo jugador. Videojuegos como este God of War que no busca llevar nuestras pulsaciones al límite en intensas batallas contra otros equipos, sino que más bien apelan a una trama seria, personal y muy bien contada para tenernos pegados al mando de la consola.